24 noviembre 2007

¡LOS CRISTIANOS VOTARÁN SÍ!

A pesar del coro miserable de algunos obispos, curas y pastores...
Un llamado a los confundidos cristianos llamándolos a la verdad... Un cristiano pues, no puede hacer otra opción que la misma que hizo Jesús. La opción por la vida, la igualdad, la justicia y la equidad.

Por, Martín Guédez


Estamos a muy pocos días de tomar una decisión trascendental. Una decisión que posee la profundidad de las cosas más sencillas. Optar por la revolución de los pobres, excluidos e ignorados o alinearse con los enemigos del pueblo y de Jesús. Darle la espalda a los enemigos de la vida y del reino de Dios en esta tierra o llamarlos a la restitución de la infamia con el NO. Aquellos que nos llamamos, -y pretendemos serlo- cristianos, no podemos dudar. La adhesión a Cristo no se expresa mediante la celebración de actos cultuales, de celebraciones en los templos o incluso de lecturas. Estos son una parte, acaso formal, destinada a conformar y ofrecer ciertos elementos propios de la práctica religiosa. La verdadera adhesión a Cristo se verifica en su seguimiento incondicional. Toma cuerpo en el acto de seguir los caminos que Jesús transitó, hacer las elecciones que Jesús hizo y, en fin, reproducir sus mismos actos de amor.

En el sentido más amplio puede afirmarse que, en términos de comprobación, el cristiano debe ser amigo de sus amigos, andar con quienes Jesús anduvo y enfrentarse a quienes le condujeron a la muerte, y una muerte de cruz. Cualquier otra cosa, cualquier otra elección es un acto falaz y fraudulento de la esencia cristiana, esto, indiferentemente de que una parte gruesa de la jerarquía eclesiástica (en el caso de los católicos) y ahora un sector de pastores de las iglesias cristianas rambién, estén alineadas, como lo han estado por siglos, con la mentira y la muerte encarnada en los ricos explotadores y en el imperio avasallador.

¿Quien fue Jesús al que decimos seguir? Jesús fue de hecho un revolucionario y un inconformista con respecto a la situación religiosa y la actitud de los sacerdotes y pontífices. Jesús luchó contra cualquier tipo de fuerza social que deshumanizara al hombre, lo explotara y le causara la muerte. En este sentido la lucha de Jesús fue para que el hombre viviera en justicia, en igualdad, en amor y en abundancia. En esa lucha Jesús fue descubriendo que las fuerzas de la muerte se justificaban a sí mismas desde posiciones religiosas manipulando esa necesidad natural del hombre por Dios, por lo desconocido y lo trascendente. Por ello buena parte de su actividad se dirigió a desenmascarar a sacerdotes, pastores o pontífices. Esa actividad controversial de Jesús le ocasionó innumerables ataques y persecuciones y, en último término, la muerte. Los agentes de la opresión contra quienes luchó le dan muerte, del mismo modo que hoy intentan dar muerte a su mensaje revolucionario encarnado en este proceso de cambios. Del mismo modo que hoy quieren dar muerte al proceso abierto por la reforma y a quien mejor encarna esta esperanza redentora del pueblo: El Comandante Presidente, Chávez.

Compatriotas cristianos: Jesús anuncia el Reino de Dios a los pobres, anuncia la vida a aquellos que menos la tienen. Anuncia la buena nueva de un mundo de hermanos, afirmación implícita en la oración que nos regaló del Padre Nuestro. Está claro que a mi hermano no lo exploto, no lo mato, no lo persigo, no lo niego. Anunció que Dios es un Dios de vida y amor, pero para que Dios sea Dios de vida tiene que pasar por una verificación histórica, que no es otra que dar vida a los secularmente privados de ella, las mayorías pobres y oprimidas. ¿Quienes son los pobres y oprimidos? esto se deduce del significado de pobres en Isaías 61, 1-2ª y 58,6. Pobres son todos aquellos que gimen doblegados bajo cualquier tipo de yugo, que se les roba el fruto de su trabajo, que se les explota y aliena el derecho a la vida, y por eso la misión de Jesús, -por tanto tú misión- es la de una liberación total que incluya, y muy específicamente, la liberación de la miseria material generada por la explotación capitalista del hombre por el hombre.

La visión de Dios que tiene Jesús le fuerza a predicar y actuar a favor de la vida y de su plenitud y para que esta prédica sea realista, Jesús, como los profetas, se solidariza y fija en aquellos lugares donde más precaria, amenazada o inexistente es la vida humana. Jesús constata que la ausencia de vida y su aniquilación no es inocente, que no es casual o natural, que es fruto del pecado del egoísmo, de la explotación y el robo, de allí sus reproches y anatemas, no sólo contra los manipuladores religiosos sino contra los explotadores. Jesús es radical en su condena: “Ay, de vosotros los ricos” (Lc. 6, 24). Afirma una condena absoluta a la riqueza, en primer lugar por las consecuencias para el propio sujeto rico (“Ya habéis recibido vuestro consuelo”) (Lc 6, 20). Pero, sobre todo, condena la raíz intrínseca de la malicia de la riqueza, que es relacional: La riqueza es injusta, el trabajo honesto puede y debe producir como fruto una vida digna pero no riqueza. El papa León XIII, en su Encíclica Rerum Novarum, a comienzo del siglo XX, decía: “La riqueza es injusta, no sólo porque quien la posee la ha adquirido con malas artes, sino también, de un modo más general, porque en el origen de casi todas las riquezas hay alguna forma de robo”.

Un cristiano pues, no puede hacer otra opción que la misma que hizo Jesús. La opción por la vida, la igualdad, la justicia y la equidad. Un cristiano no tiene más opción que el SÍ. Jesús así lo enseña. Jesús estará con nosotros y votará SÍ, con cada uno de nosotros, acompañando el pulsar de la pantalla de la maquina de votación, allí estará Jesús "donde dos o más se reunan por amor en mi nombre, allí estaré en medio de ellos". El domingo 2 de diciembre tiene que ser eso: Un ágape, una fiesta de amor en su nombre, derrotando el mal, abrazándonos al bien, al amor y la esperanza Queda en nosotros, queda en nuestra conciencia profunda atender el llamado de los eternos engañadores de oficio o atender el llamado, aún más profundo que Jesús nos hace desde el fondo de la historia. Triunfemos y habrá triunfado la vida; triunfemos y habremos dado sentido a la pasión, lucha y muerte en la cruz de Jesús, el Revolucionario de Nazareth. Triunfemos y estaremos reivindicando los dolores y las lágrimas de Bolívar en Santa Marta; triunfemos y daremos contenido al mártir asesinado en las selvas bolivianas, nuestro querido Ché; triunfemos y estaremos pintando una sonrisa en los rostros de los millones de hombres, mujeres, niñas y niños que a lo largo de la historia ofrendaron sus vidas en guerras, persecusiones y agresiones de los poderosos; triunfemos y entreguemos así una rosa roja de esperanza a los pueblos explotados del mundo.


Por, Martín Guédez



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