22 diciembre 2015

AL GARETE,

o fallas en la Revolución...

 “En Venezuela existe el acaparamiento de la oferta por un sector industrial, o comercial, formado por un reducido número de empresas, las cuales conforman un oligopolio propiedad  de cinco familias todas las cuales están emparentadas entre sí. Mientras esto sea realidad  la revolución será imposible en Venezuela.”
                                                    -JotaDobleVe-

Por: J.M. Rodríguez

Intentar quitarles los medios de producción a quienes por centurias los han detentados, pretendiendo cambiar el modo como se producen, por otro, colectivista, que elimine el valor de cambio de las mercancías; es una razón harto suficiente para que desaten cualquier guerra. Tienen como.

Así que dejen esa tonada monocorde de la guerra económica, esto es una guerra total. Es ideológica, política, mediática, racista y terrorista. Todos estos frentes los hemos combatido con bastante éxito. No le podemos echar la culpa al enemigo por nuestro estruendoso fracaso en el frente económico.

Lo cierto es que no hemos sabido, podido o querido enfrentarla de la única manera posible: produciendo, o en todo caso, controlando férreamente lo que importamos. No lo hemos hecho porque no se entiende que ambas cosas, producción y control de lo producido, no son asuntos del Estado sino de la sociedad. A los economicistas se les parte el culo cuando les decimos que la economía no es una ciencia, sino un derecho democrático.

Insisten en un camino imaginario, falso más bien: formas capitalistas de producción controladas con socialismo estatal. Los empresarios saben de lo primero y nosotros de lo segundo, dicen. Y sacan como ejemplo la economía ”mixta” de China, donde hay socialismo y mercado en paz. ¡Como no! Allí la Asamblea Nacional y el ejercito están bajo el mando del partido comunista, que es el único partido, y sigue vigente aquello de “las cabezas no retoñan”.

Olvidan o no conocieron nunca la advertencia de Marx: la tarea más cuesta arriba para el socialismo no es la abolición del mercado, sino la transformación de la mercancía en un valor de uso. Eso sólo lo logra una sociedad que sabe qué y cuánto producir.

Pero seguimos dando bandazos, las comunas no termina de arrancar con su tarea, primera y urgentísima: ser productivas, y ahora se las propone como instancia legislativa chucuta. Y estos bandazos, más allá de la absurdidad demagógica e inconstitucional que arrastran, esconden el hecho de no haber sido aceptadas ni queridas como nuevo poder territorial.

Por: J.M. Rodríguez...

"Esta Revolución puede destruirse, los que no pueden destruirla hoy son ellos; nosotros sí y sería culpa nuestra..."

                                                                                                      -Fidel Castro-


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